Resiliencia

Créditos: Unsplash

Las emociones de tus empleados son información, no ruido

2/16/2022

Francisco Martinez | CEO & Co-Founder de emotionhack_

En emotionhack decimos que el futuro del trabajo es más impredecible que nunca, pero que siempre permanece lo básico. Cuando hablamos de trabajo lo básico de una empresa no estamos hablando de las cuentas de resultados, del margen bruto, de los KPIs o de los OKR. Lo básico son las personas y cuando hablamos de personas lo básico son las emociones. 

Cuando hablamos de personas lo básico son las emociones

Hace dos semanas hablábamos del papel de las emociones en el trabajo y de la importancia de la cultura emocional de las empresas. La realidad es que tradicionalmente las emociones en el mundo laboral es algo que se dejaba en la puerta ya que de acuerdo con el paradigma fordiano, la empresa espera que el trabajador realice sus tareas y el trabajador espera que la empresa le pague su salario y otra serie de compensaciones. Como sabemos ese paradigma se ha roto y el salario y esos perks ya no son suficientes para que el trabajador se sienta realizado como persona. La ventaja que tenía dejar las emociones en la puerta es que los trabajadores se despersonalizaban para convertirse en meras piezas del engranaje que permitía que la compañía lograra sus objetivos. No vamos a entrar en el análisis de cuándo ni porqué se produjo el cambio de paradigma, pero si que analizaremos la diferencia entre, por un lado, ignorar y considerar como ruido las emociones de tus empleados y, por otro, prestar atención y considerar datos las emociones de los mismos. 

Como explica la profesora Barsade, las investigaciones que se han realizado en el último cuarto de siglo ponen de manifiesto que ignorar las emociones en el lugar de trabajo es obviar una importante palanca que puede impulsar la motivación y la productividad de los trabajadores. Como decía al principio, lo más básico en las personas son las emociones, nuestros gestos, nuestro tono de voz, nuestra expresión facial están comunicando, de forma no verbal, cómo nos sentimos independientemente de donde nos encontremos. Es irreal pensar que podemos dejar las emociones en la puerta de la oficina o detrás de la pantalla. 

Ignorar las emociones en el lugar de trabajo es obviar una importante palanca que puede impulsar la motivación

De esta forma, sensu contrario, el considerar como datos las emociones de los empleados puede resultar muy útil para lograr los objetivos que se pretenden alcanzar. Barsade explica cómo en un trabajo de investigación con grupos de soldados descubrieron que crear una cultura emocional de optimismo y orgullo era más efectivo para mejorar un rendimiento pobre que el crear una cultura de alegría y amor. En cada contexto y cada situación hay que entender que emociones pueden activar los comportamientos más idóneos. 

No obstante, si nos detenemos a pensar en esto estamos planteando algo bastante oscuro ya que estamos hablando de que podemos manipular a las personas si somos capaces de leer sus emociones. De hecho, existen múltiples apps que trackean nuestras emociones a lo largo del día, ya sea solicitando que elijamos el emoji que mejor refleja como nos sentimos, o, las más avanzadas, mediante reconocimiento facial, precisamente con una finalidad: predecir qué puede hacerse para que nos sintamos mejor y rindamos lo que se espera de nosotros. 

No obstante, el argumento de Barsade no está en esa línea. No podemos aislar nuestras emociones del resto de personas. No somos islas y, por lo tanto, el que se recojan datos de forma individualizada sobre las emociones de los empleados no va a cambiar la cultura emocional de la empresa. Porque al empleado que refleja su frustración o enfado con un emoji difícilmente le va a consolar que su manager le diga que entiende por lo que está pasando. El compañerismo o la pertenencia son inspiradas por la emoción del amor, son el afecto o la compasión lo que realmente conecta a las personas y las une y no un informe semanal en una hoja de excel recogiendo cómo se han sentido tus empleados.

No podemos aislar nuestras emociones del resto de personas.

De acuerdo con las investigaciones realizadas por Barsade, las emociones que sentimos se transmiten a los demás, al igual que las emociones que sienten los demás se transmite hacia nosotros, no importa que sea en la oficina o a través de la pantalla del ordenador, es un fenómeno que ocurre. En un momento actual, donde la incertidumbre es tan alta y donde fenómenos como la gran renuncia (“great resignation”) o están sacudiendo los departamentos de personas de las empresas es fundamental entrenar aquellas competencias que permiten identificar y gestionar las emociones, tanto las propias como las de terceros. Si se hace honestamente estamos hablando de un elemento muy poderoso para mejorar la experiencia del empleado, retener y atraer talento y mejorar el rendimiento de la empresa. 







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