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2/2/2022
Francisco Martinez | CEO & Co-Founder de emotionhack_
En general, hablar de competencias blandas suele llevar a equívoco. Por un lado, porque se piensa que es una materia reservada a los que “lideran” para que “lideren” mejor y así el resto esté bien liderado. Por otro lado, porque se infravalora los efectos colaterales que tiene para la empresa contar con empleados que no sólo sean capaces de hacer lo que se espera de ellos, sino que además, sean capaces de proponer iniciativas, resolver problemas y facilitar que los procesos fluyan. Una de las soft-skills que es más importante para que mucho de lo que describo en este post ocurra es la valentía, en este caso, valentía para mirar más allá de lo que piensa el común de las personas sobre las soft-skills.
En emotionhack_ somos especialistas en la formación orientada a desarrollar este tipo de competencias o, si el lector lo prefiere, en acelerar talento. Durante los más de cinco años que llevamos trabajando en este campo hemos comprobado en numerosas ocasiones las ventajas que tiene para el talento el desarrollar este tipo de competencias y los resultados inesperados que puede producir. Pero no solo para las personas, sino también para las empresas como explicaremos en este post.
Nuestro sistema educativo no recoge una materia que cubra el desarrollo de este tipo de competencias. Por otro lado, en el ámbito corporativo, el aprender a gestionar las emociones y competencias como la resolución de problemas complejos, la gestión del estrés, la comunicación o el trabajo en equipo, es algo a lo que sólo se suele dar prioridad cuando hablamos de empleados que están en puestos de liderazgo o cuando hablamos de ejecutivos.
Sin embargo, nosotros planteamos que este tipo de formación debe ofrecerse a todos los trabajadores ya que el impacto que esto puede tener para la organización en su conjunto es muy grande. Este planteamiento parte de la base de que se ha demostrado que esta capacitación produce un incremento de la productividad y aumenta la retención del talento en el largo plazo de acuerdo con una investigación conjunta realizada por profesores de las universidades de Harvard, Boston y Michigan llevada a cabo en 2017. Esta investigación revela que los trabajadores que reciben formación en soft-skills son un 12% más productivos que aquellos que no la reciben. Asimismo, se demostró que aquellos incrementaron su grado de compromiso con la empresa, algo que se reflejaba en trabajar más horas de las exigidas. La consecuencia de la puesta en marcha de este programa, que duró un total de 11 meses, fue un incremento del 250% del retorno de la inversión, habida cuenta que los efectos positivos de la capacitación continuaron después de haberse pagado el coste de la misma.
En esta misma línea, antes de la pandemia las tendencias apuntaban al potencial de las soft-skills. El informe de tendencias 2019 sobre talento de LinkedIn recogía que debido al aumento de la automatización y el rol de la inteligencia artificial el 80% de los encuestados consideraba que las soft-skills eran cada vez más importantes para el éxito de la compañía. Algo que no ha hecho más que confirmarse después de los efectos del COVID-19 y la llegada del trabajo híbrido como pone de manifiesto esta infografía de McKinsey donde se observa que son las competencias o habilidades blandas las que más protagonismo tienen.
Nuestra experiencia con nuestros clientes durante los últimos dos años pone de manifiesto que desde luego este tipo de formación contribuye a la productividad. En concreto, nuestros programas de desarrollo están diseñados para que exista en todos ellos un componente práctico que impacte de forma directa e inmediata en la organización. Uno de ellos, concluido en junio de 2021 conllevó la presentación de un total de 6 iniciativas de impacto diseñadas por los participantes del programa al Comité de Dirección.
Concluiré recordando algo que dice Scott Adams y que refuerza lo expuesto hasta ahora. No es necesario convertirse en el mejor en algo para avanzar en nuestra carrera profesional, lo que se necesita es un conjunto de competencias complementarias que permitan lidiar de forma singular con las diferentes situaciones que se presentan y seguir teniendo ganas de aprender. Si esto se aplica a todos los empleados de una organización ésta puede convertirse en imparable.
