Créditos: Unsplash
5/31/2022
Emotionhack_
Tomamos más de 35.000 decisiones al día. Una de las emociones que más tiene que decir en el proceso que vivimos diariamente a la hora de tomar decisiones es el miedo. El miedo puede paralizarte y convertirse en alguien que bloquee tu capacidad de tomar decisiones. Pero también puede convertirse en tu aliado y darte las claves para ayudarte a tomar la mejor decisión.
Lo que te explico tiene su explicación en el hecho de que es desde el miedo, un miedo sano y auténtico, desde donde evaluamos realmente si hay un riesgo real en elegir un camino u otro. A la hora de tomar una decisión, buscamos la seguridad y es precisamente esa seguridad el sentido y la función principal de nuestro miedo, porque nos ayuda a observar y detectar qué sí y qué no. De esta forma, el miedo actúa como guía.
No obstante, es importante que seamos capaces de tomar las decisiones desde un miedo equilibrado, ya que de lo contrario puede que acabemos, o bien bloqueados cayendo un la famosa parálisis por análisis. O bien porque ignoremos ese miedo y acabemos cometiendo una temeridad.
En ambos casos es probable que pueda desencadenarse un efecto dominó o círculo vicioso. Los círculos viciosos son más comunes de lo que pensamos y es muy sencillo entrar en ellos, recuerda la última decisión con la que no te sientas del todo a gusto, ya sea porque perdiste una oportunidad o porque resultó no ser la mejor de las elecciones, es fácil que conectemos con un exceso de tristeza y nos machaquemos por no haber tomado la mejor decisión. Esto puede llevarnos a encerrarnos cada vez más en nosotros mismos y nos atormentarnos con esa idea. Esto, a su vez, nos llevará a dejar de prestar atención a lo que ocurre a nuestro alrededor y a ser incapaces de ver con claridad la próxima oportunidad hacia un nuevo camino. Estaremos, de nuevo, bloqueando otra decisión por lo que volveremos a perder otra oportunidad y vuelta a empezar… y así es como nos adentramos casi sin darnos cuenta en un círculo vicioso.
La clave para que el miedo se convierta en tu aliado a la hora de tomar decisiones es que se trate de un miedo sano y adaptativo. En otras palabras, que se trate de un miedo que te permita darte cuenta de los riesgos, pero que no te bloquee. A fin de cuentas, el riesgo de tomar una decisión equivocada siempre estará ahí, la clave es entender que aún cuando nos equivoquemos a la hora de tomar esa decisión seamos capaces de extraer un aprendizaje. De esta forma estaremos discriminando un miedo paralizante e injustificado, el de equivocarnos, del miedo auténtico, que es el que nos ayuda a detectar las amenazas reales que conllevan la toma de una decisión. ¿Quién dijo miedo?