Créditos: Unsplash
2/9/2022
Laura García García | Chief Content Officer
Somos seres emocionales, no podemos negarlo y lo que es más importante, no nos lo podemos negar a nosotros mismos. Por mucho que lo intentemos o queramos, no podemos dejar de sentir. Las emociones están presentes en nuestro día a día, nos influyen y hacen que influyamos sobre los demás, condicionan nuestra conducta y nuestra respuesta a las situaciones que vivimos.
Sin embargo, existe una tendencia generalizada en la sociedad que ha provocado que las emociones hayan perdido su función original, la de adaptarnos al medio y proporcionarnos bienestar y felicidad. Esa función se pierde desde el momento en que entendemos que las emociones debe ser dominadas, silenciadas o bloqueadas en aras de no “sufrir”.
Existe una estrecha relación entre nuestras emociones y nuestra mejor versión y, por eso, para sacarles el mayor partido debemos aprender a conocerlas, identificarlas cuando aparecen y lo que es más importante regularlas.
Regular las emociones supone saber cuándo, cómo y para qué expresar las emociones; así como pararnos a pensar en la implicación emocional que nuestra expresión tendrá para el otro. Puesto que cada emoción tiene su función, la regulación emocional consiste en la habilidad para colocarnos en la emoción adecuada para cada situación. Esto tiene que ver con la idea de hackear emociones que apuntábamos en este post y que, en este caso, consiste en aprovechar al máximo la función de cada una de ellas, equilibrar nuestra respuesta y hacer que, en lugar de entorpecernos, nos favorezcan.
¿Cómo se consigue esto? En este punto es importante que entiendas que respondemos de 3 formas distintas a las emociones cuando las sentimos. En función de cuál sea tu respuesta lo ideal para ti será una estrategia u otra. Los tres tipos de respuesta que existen son:
En el e_hack de regulación emocional encontrarás diferentes estrategias en función del tipo de respuesta que des a las emociones. Aunque en el fondo estas tres respuestas están interrelacionadas, la realidad es que nuestra personalidad y las experiencias por las que hemos pasado, hacen que tengamos una especial predilección hacia una de ellas.
Sin embargo, en ocasiones, aunque nuestra respuesta más natural sea, por ejemplo, la cognitiva, y que ante un problema nuestra tendencia sea quedarnos horas y horas pensando en la solución eso no quiere decir que la estrategia de regulación que más nos ayude sea también una estrategia mental. Mas, bien al contrario, si eres muy mental, levántate del sofá y muévete. Sal de tu cabeza, conecta con tu cuerpo y tus sensaciones y desde ahí toma la mejor decisión para ti y para la situación por la que estás pasando. Recuerda, no es la situación la que te genera el sufrimiento, es lo que haces con ella lo que te puede hacer sufrir o salir airoso.
